jueves, 14 de abril de 2011

El guardián entre el centeno. J. D. Salinger (1951)

Lo gracioso es que mientras hablaba estaba pensando en otra cosa . Vivo en Nueva York y de pronto me acordé del lago que hay en Central Park , cerca de Central Park South . Me pregunté si estaría ya helado y , si lo estaba , adonde habrían ido los patos . Me pregunté dónde se meterían los patos cuando venía el frío y se helaba la superficie del agua , si vendría un hombre a recogerlos en un camión para llevarlos al zoológico , o si se irían ellos a algún sitio por su cuenta .

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Cuando hace buen tiempo , mis padres suelen ir a dejar flores en la tumba de Allie . Yo fui con ellos unas cuantas veces pero después no quise volver más . No me gusta verle en el cementerio rodeado de muertos y de losas . Cuando hace sol aún lo aguanto , pero dos veces empezó a llover mientras estábamos allí . Fue horrible . El agua empezó a caer sobre su tumba empapando la hierba que tiene sobre el estómago . Llovía muchísimo y la gente que había en el cementerio empezó a correr hacia los coches . Aquello fue lo que más me reventó . Todos podían meterse en su automóvil , y poner la radio , y después irse a cenar a un restaurante menos Allie . No pude soportarlo . Ya sé que lo que está en el cementerio es sólo su cuerpo y que su espíritu está en el Cielo y todo eso , pero no pude aguantarlo . Daría cualquier cosa porque no estuviera allí . Claro , ustedes no le conocían . Si le hubieran conocido entenderían lo que quiero decir . Cuando hace sol puede pasar , pero el sol no sale más que cuando le da la gana .

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